Una inesperada decisión sorprendió a todos en un hospital de los Estados Unidos
Cuando Christina Fisher, de 36 años, se quedó embarazada, se vio obligada tomar la decisión más dura de su vida. Vivía en una situación extrema, no tenía dinero y vivía en una caravana, cuando supo que estaba esperando un hijo. El padre del bebé había dejado a Christina y desapareció sin decir palabra. Ella sintió que no iba a poder hacerse cargo de la niña y decidió darla en adopción. La pareja que iba a adoptarla huyó del hospital al verla: mira lo que sucedió después
No se trató de una decisión fácil, pero Christina sintió que no tenía elección. Con ayuda de la agencia de adopción, encontraron una empresa que estaría encantada de quedarse con la pequeña. Pero justo después del parto ocurrió algo inesperado.
La hija, quien recibió el nombre de Abigail Lynn, nació con síndrome de Treacher Collins, que está causado por una mutación en el cromosoma 5, y provoca deformaciones en la cara y en el cráneo. La cara de la pequeña Abigail se ve diferente a la de otros bebés, y esto dejó impactados a sus padres adoptivos, hasta el punto de que se negaron a llevarse a la niña. Abandonaron el hospital rápidamente cuando vieron a Abigail.
La madre, Christina, se sintió entonces obligada a hacer algo. Christina Fisher, mece a su hija de 6 meses, Abigail Lynn. Pero en realidad es un milagro que tenga en sus brazos a su propia hija, ya que había decidido darla en adopción y se había hecho a la idea de que nunca volvería a verla.
Cuando Christina se quedó embarazada estaba desempleada, vivía en una caravana rota, y tenía miedo de no poder hacerse cargo de la niña. Pero después del parto, en enero de 2016, todo cambió. Que Abigail naciera con una cara diferente dejó en shock a muchos, entre ellos a los que iban a ser sus padres adoptivos.
Los médicos no habían visto nada en las ecografías y la pareja que la iba a adoptar entró en pánico en el hospital cuando vio a la niña. La pareja comenzó a llorar y salió corriendo del hospital. Y Christina nunca más volvió a ver la pareja. Christina vio la reacción de la pareja como una señal de que tenía que ser ella misma la que se hiciese cargo de su hija: “Entonces entendí que nunca podría dejarla”, explicó.
Ahora Christina está muy contenta de que las cosas pasaran como pasaron. A sus ojos su hija es el bebé más fantástico del mundo, un sentimiento que han sabido retratar perfectamente las fotografías de Oksana Peery.